Salmos 12
Nueva Versión Internacional (NVI)
1Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel;
ya no queda gente sincera en este mundo.
2 No hacen sino mentirse unos a otros;
sus labios lisonjeros hablan con doblez.
3 El Señor cortará todo labio lisonjero
y toda lengua jactanciosa
4 que dice: «Venceremos con la lengua;
en nuestros labios confiamos.
¿Quién puede dominarnos a nosotros?»
5 Dice el Señor: «Voy ahora a levantarme,
y pondré a salvo a los oprimidos,
pues al pobre se le oprime,
y el necesitado se queja.»
6 Las palabras del Señor son puras,
son como la plata refinada,
siete veces purificada en el crisol.
7 Tú, Señor, nos protegerás;
tú siempre nos defenderás de esta gente,
8 aun cuando los malvados sigan merodeando,
y la maldad sea exaltada en este mundo.
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Muchos salmos hablan de los malvados y los que hacen mal. Hoy en día rara vez se utilizan estas palabras para describir a aquellos que nos rodean. Sin embargo, todos nosotros hemos sido víctimas de cualquiera de las palabras hirientes de alguien o hemos sido culpables de usar nuestra lengua para herir a alguien. La mayoría de nosotros, me atrevería a decir, han experimentado ambos.
PREPARACIÓN
Siéntese en un lugar cómodo y cierre los ojos. Respire profundamente, sosteniendo por una cuenta de cinco. Suelte lentamente el aliento. Repita.
LECTIO
Leer a través de todo el salmo, en voz alta si es posible. A medida que lea, piense en cómo las palabras de Dios contrastan con las palabras de los seres humanos.
Durante la segunda lectura, preste atención a las palabras o frases que se destacan en su caso. Anótelas en su diario o subráyelas en su Biblia.
MEDITATIO
Dedique algún tiempo a reflexionar sobre las palabras que anotó o subrayó. Considere como Dios le está hablando a través de ellas.
ORATIO
En su oración hoy, es posible que desee centrarse en la confesión de las veces que ha hecho daño a los demás con tus palabras, y pidiendo a Dios que le ayude a perdonar a quienes le han herido con sus palabras.
CONTEMPLATIO
Concluya su tiempo de hoy descansando en la promesa del versículo 7, que el Señor nos proteja y nos mantenga a salvo.