PREPARACIÓN
En preparación para este estudio, siéntese en el exterior o en un lugar con una vista al exterior, si es posible. Tenga su Biblia y diario cerca. Cierre los ojos y relaje su mente. Enfoque sus pensamientos en Dios y en pedir la guía del Espíritu Santo.
Si usted no está familiarizado con el método ignaciano, le recomendamos que consulte la página en nuestro sitio web que describe el método. Se le pedirá que lea el capítulo múltiples veces. Las instrucciones le guiarán a través de este proceso.
JUAN 9:1-41
LEA Juan 9:1-41 como un observador casual en la escena para tener una idea de la historia. Tenga en cuenta los personajes principales y las acciones de la historia. En su diario, grabe sus primeras impresiones. Anote cualquier pregunta que le surja.
LEA los versículos 1-7 de nuevo desde el punto de vista del ciego. Tómese el tiempo para cerrar los ojos durante unos minutos para tener una idea de lo que es ser ciego de nacimiento. Sienta la expectativa mientras usted experimenta a Jesús tocándole, poniendo el barro en sus ojos. Aún con los ojos cerrado, busque un fregadero u otra fuente de agua y ponga agua en los ojos. Abra los ojos e imagine ver por primera vez. Disfrute de los detalles que normalmente se perderían. Registre sus sentimientos y reacciones.
Seguir leyendo el resto de la historia desde la perspectiva del hombre ciego. ¿Cuáles son sus sentimientos hacia sus vecinos? Hacia sus padres? Hacia Jesús? ¿Cómo cambia su percepción de Jesús? Hacia los fariseos? ¿Cómo sus pensamientos hacia los fariseos cambian? Anote sus observaciones.
LEA el pasaje entero desde el punto de vista de los fariseos. ¿Cuáles eran sus preocupaciones? ¿De dónde surgen sus frustraciones? ¿Cómo responde usted cuando siente que los fundamentos mismos de la fe están siendo sacudidos? ¿De dónde provienen estos sentimientos? Escriba sus reflexiones.
LEA el capítulo como uno de los discípulos. A pesar de que no son participantes activos en la mayor parte de la historia, ellos ven y escuchan todo. ¿Qué pensamientos y preguntas están pasando por sus mentes? ¿De qué manera éste evento cambia sus pensamientos acerca de Jesús? Anote sus pensamientos en su diario.
LEA el pasaje desde la perspectiva de Jesús. Él tiene mensajes para los discípulos. para el ciego, y para los Fariseos. Considere la selección de palabras que hace Jesús . ¿Con que propósito habla en cada intervención? Mientras Jesús se retira del escena, que podría estar pensando acerca de los Fariseos? Acerca del siego sanado? Hacía los discípulos?
PARA IR MÁS ALLÁ
¿De que otra forma podría pensar ese pobre hombre? Él había sido ciego, y ahora podía ver. Los fariseos que se enfrentan a él, deberían ayudarle comprender la situación. Esos maestros de la sinagoga, no podían ayudarle saber la verdad sobre este hombre que andaba sanando?
¿No podrían aclarar la identidad de este sanador? El hombre que había sido ciego no encuentra la iluminación de sus maestros. Por lo tanto, responde a los fariseos: “Si es un pecador o no, yo no lo sé. Una cosa sí sé. Yo era ciego y ahora veo.”
Con esa confesión, la historia avanza. Y el ciego se acerca a la verdadera aceptación de quién es Jesús. Los fariseos se mantuvieron atrapados en su propia telaraña teológica. Están tan convencidos de que Jesús es un pecador que no pueden aceptarlo como el Sanador. Están tan enredados en sus puntos de vista de Jesús que no pueden liberarse. Por la gracia de Dios, el hombre que había sido ciego fue capaz de aceptar el don de la vista.
Además, antes de que todas las respuestas estuvieran claras para él, pone su confianza en Jesús. No tan sólo sus ojos se abrieron, sino también su corazón! Él está dispuesto a aceptar la verdad.
(Sermón preparado por el Rev. Dr. William T. Koopmans, Peterborough, Ontario, Canadá)
ANOTE los nuevos conocimientos que ha recibido. Termine su sesión con un tiempo de oración – ore por la sabiduría de Dios y por la humildad de aceptar esa sabiduría. Pídale a Dios que le muestre cuáles son las creencias que usted carga innecesariamente, cegándole para ver la verdad acerca de Jesús.